Skinny Pete había estado merodeando gran parte de la noche por la esquina de la 172 con Riverside drive. Quería vender los 20 gramos de hierba que le quedaban en el bolsillo antes de que se hiciera muy tarde y así redondear una semana que había sido perfecta. Martes y ya había hecho pasta suficiente para comprarse sus nuevas ALL STAR, y un anillo de oro bien grande. La esquina de la 172 con Riverside drive había funcionado bien. Sólo una semana fuera de los Heights y ya había hecho la caja de un mes. Claro que si hubiese estado en los Heights, en la esquina de la 163, esos tipos no se habrían atrevido a sacarle una pistola, ni lo hubieran pensado siquiera. Pero en la 172 era un don nadie; un negro cualquiera de uno noventa y ciento diez kilos.
Por eso ahora corría por la acera de Amsterdan ave. Todavía llevaba en la mano la hamburguesa spicy chicken que había comprado en Wendy's (hoy había dicho definitivamente no a la pizza) pero no había podido pegar ni un bocado, esos tipos se le habían echado encima nada más salir por la puerta. Skinny Pete se gira y utiliza su hamburguesa como arma arrojadiza, pero no acierta a ninguno de sus perseguidores. Lanza la soda también. Mismo resultado.
En la 181, exhausto, se mete bajo tierra con la esperanza de encontrar un sitio donde poder esconderse. Corre a lo largo del andén hasta entrar en el túnel. Su sexto sentido peliculero le recuerda que debe tener cuidado con el tercer raíl. Da un traspiés y cae de morros al suelo, entre las vías. En ese momento el tren avisa de su llegada y Skinny Pete grita ¡Mierda! levantando la vista. Es cuando ve el anuncio del muro de enfrente: ¿En peligro? 800-CALL-NOW
(Carolina.)